
El 23 de diciembre de 1994, la Asamblea General (ONU) decidió que durante el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo se celebre cada año el “Día Internacional de las Poblaciones Indígenas” el 9 de agosto mediante la resolución 49/214. En esta fecha se conmemora el día en que el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías celebró su primera reunión en el año 1992.
La Asamblea General en su resolución A/RES/45/164 proclamó el 1993 “Año Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo”, y el “primer Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo”, que comenzó el 10 de diciembre de 1994 y fue proclamado por la Asamblea en su resolución A/RES/48/163 , con miras a fortalecer la cooperación internacional para la solución de los problemas con que se enfrentan las comunidades indígenas en esferas tales como los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud. El “Segundo Decenio Internacional” de las poblaciones Indígenas del Mundo comenzó en 2005.
Por ello es que hoy queremos compartir el marco introductorio que tuvo el capítulo Pueblos Indígenas en nuestro Informe del año pasado, donde invitamos a reflexionar y analizar el actual panorama de nuestros pueblos indígenas, y por sobretodo a comprender lo mucho que aún nos falta por construir.
Pese a los grandes avances existentes tanto en el plano internacional como en el interno, existe una profunda brecha entre el reconocimiento de los derechos y el pleno ejercicio de los mismos; como lo dice nuestro país ante el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas: “Si bien existen leyes y convenios internacionales que otorgan un marco amplio de reconocimiento de derechos y garantías hacia los pueblos indígenas, muy poco es lo que se aplica sobre esas normas a favor de ellos a nivel nacional y provincial” (UNPFII, 2006 – Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF): “Los derechos de los pueblos indígenas explicados para todas y para todos”. Impreso en Argentina, 1a edición, agosto de 2008. Pág. 18.)
– Pueblos Indígenas. Introducción.
” Por años, incluso por siglos, nuestros Pueblos Indígenas han sido silenciados, excluidos y ocultados sistemáticamente mediante la utilización de diferentes mecanismos tales como la educación, la religión, la explotación laboral, las decisiones políticas, entre otras; así como también a través de herramientas más cruentas como lo fueron las grandes masacres generadas desde la llegada del español a nuestras tierras en el siglo XV y en los siglos venideros a este momento histórico, así como también en tiempos de independencia de la Argentina, con las Campañas del Desierto o el denominado tiempo de Civilización o Barbarie; marcando así en la historia los más claros ejemplos de genocidio y etnocidio.
Actualmente, y gracias a la lucha constante y permanente de nuestros hermanos y hermanas indígenas, la voz del indio se ha vuelto a escuchar y respetar, aunque lamentablemente, no en todos lados ha sido bien recibida.
Pero hoy ya no se puede ocultar esta realidad y, mucho menos, seguir sosteniendo falsedades. Los Pueblos Indígenas han resurgido vivamente con la fiel convicción de trabajar y defender los derechos que les son propios, como legítimos pobladores de estas tierras, como la pieza fundamental para la conformación de nuestra verdadera identidad, que fue arrebatada ferozmente, aunque no pudieron desterrar. La voz de nuestros ancestros ha revivido en este reverdecer de los Pueblos Indígenas.
Para dar un mejor marco de análisis a este capítulo, resulta necesario comprender lo siguiente: dentro de la cosmovisión indígena, existen valores y principios diferentes a los propuestos por este actual sistema rigente.
La misma se nutre de una concepción filosófica comunitaria o colectiva, basada en el bienestar social igualitario; una concepción científica indígena que define al hombre como parte integrante del cosmos y como factor de equilibrio entre la naturaleza y el universo ya que de ello depende el desarrollo de su vida creadora en la tierra; una convivencia armónica con la madre naturaleza, ya que se considera parte y no por encima de ella, que respeta no sólo a la tierra como madre generadora de vida sino que además respeta a sus demás hijos, las plantas y los animales.
Para nuestros Pueblos Indígenas identidad, cultura, diálogo, respeto, comprensión, solidaridad, hermandad, son conceptos fundamentales para la conformación de una sociedad más justa, en un marco de convivencia armónica entre los diferentes. “