Por: Nazareno Bravo
INCIHUSA-CONICET
Entre lxs autores que desde la sociología latinoamericana han abordado la cuestión de las identidades de los pueblos originarios, Aníbal Quijano (Perú, 1930-2018) es uno de los que realizó una serie de aportes fundamentales y originales que permiten reflexionar y actuar sobre esta problemática. Lo que sigue, es un resumen comentado de algunas de las ideas de Quijano, las cuales merecen indudablemente ser leídas en sus propios textos.
La Conquista de América es el punto de partida de un proceso de colonización eurocéntrica que se extiende hasta nuestros días, atravesando distintas etapas pero aún vigente en muchos sentidos, más allá -inclusive- de las declaraciones de independencia logradas durante el siglo XIX. Quijano propone el concepto de colonialidad del poder para caracterizar un patrón de dominación global propio del sistema-mundo moderno que se origina con la Conquista.
Se trata de la estructuración de una manera distorsionante de producir sentido, de ver la realidad, interpretarla y actuar que, como veremos, cumple un rol fundamental en el desarrollo de la explotación capitalista.
La cuestión de las identidades es principal en ese proceso y se basó en la invención del concepto raza que sirvió para marcar diferencias entre “blancxs” y “no-blancxs” (donde quedan ubicadxs, claro está, indixs y negrxs). Esas categorías étnicas que no existían hasta ese momento, impusieron –a través de un genocidio- una serie de perspectivas que moldearon nuestra mirada:
La apelación al binarismo (“blancxs” – “no blancxs”) para significar realidades complejas y dinámicas, está en sintonía con la creación de otros pares dicotómicos a los que se apela para definir las identidades sociales, colectivas e individuales. “Civilizado”-“primitivo”, “progreso”-“atraso” por ejemplo, resultaron fórmulas para nombrar situaciones y procesos desde el punto de vista de lxs “blancxs”. Porque esa construcción de categorías binarias incluyó una jerarquización, en la que una de las partes de ese par se asume superior, preferible, correcta, deseable.
Así, las prácticas, costumbres y vivencias de lxs “no-blancxs”, pueden ser rápidamente calificadas como menos importantes, menos inteligentes, menos civilizadas que las de lxs “blancxs”. El punto de vista de los sectores dominantes de Europa se convirtió así en sentido común para pensarse, valorarse, sentir y actuar.
Esa jerarquización, dijimos, tiene efectos fundamentales para garantizar el desarrollo del sistema capitalista: el trabajo que realizan las “razas inferiores” no merece salario o no es valioso o siempre puede ser mal pagado. El capitalismo, en tanto sistema de explotación, encontró en las colonias una fuente inagotable de recursos y mano de obra semi esclava que explican su desarrollo voraz. Voracidad que quiere ser justificada en la idea de una “raza” superior que representa la “civilización” y otras “inferiores” o “atrasadas” que deben pagar el precio de su condición. Raza, asegura Quijano, “es el instrumento de dominación social más eficaz en 500 años”.
En el marco del Día del Indio Americano, como apuesta por salvaguardar las culturas indígenas y visibilizar situaciones de opresión que debemos resolver como sociedad, el pensamiento de Quijano aporta elementos para cuestionar un sentido común que replica miradas estigmatizantes e impone jerarquías entre las personas. Reflexionar y actuar para derribar esas construcciones, será siempre una tarea urgente si pretendemos vivir en sociedades que reconozcan y se enriquezcan con la diversidad.