
Un día después del Día Internacional de la Mujer, los abogados querellantes Lucas Lecour (presidente de Xumek) y Fernando Peñaloza (abogado de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación) lograron una sentencia histórica en la Primera Cámara del Crimen de Mendoza que reivindica los derechos de las mujeres a vivir sin violencia.
Ricardo Muñoz fue condenado a la pena de 18 años de prisión por el homicidio de su esposa Mirta Naranjo.
Mirta había denunciado en varias oportunidades a su marido, sin embargo, no hubo por parte del Estado una intervención eficaz, sino hasta después de su muerte.
La querella solicitó condena teniendo en cuenta la declaración de los hijos de la pareja, quienes señalaron que su madre era maltratada física y verbalmente por su padre desde hacía muchos años y que la noche anterior no presentaba las lesiones por las que debieron internara el 12 de julio de 2012. Asimismo, la empleada doméstica de la familia, confirmó durante la etapa de declaraciones que Naranjo sufrió distintas formas de violencia de parte de su marido. Además, Muñoz afirmó en su declaración que era consiente de que su mujer estaba medicada –ingería anticoagulantes después de dos operaciones en el corazón– y que, si la golpeaba, podría causarle lesiones irreversibles.
Por último, explicaron que Naranjo presentaba una personalidad depresiva, con temores y sentimientos de culpa, conductas típicas de una mujer víctima de violencia de género, y que las lesiones detectadas en el cuerpo de la mujer no eran compatibles con una caída o una autolesion y sí con maltrato físico.
Cabe recordar que Mirta Naranjo fue encontrada casi desvanecida y muy golpeada en la pieza matrimonial el 12 julio del 2013. Sus hijos la llevaron hasta el Hospital Central en taxi. Ricardo Muñoz se negó a llevarla diciendo que tenía que atender el negocio. Allí estuvo internada dos meses, hasta que finalmente dejó de existir. Se comprobó que su marido la maltrataba física, verbal y psicológicamente hacia varios años y que esa noche era el único que había estado con ella en el lugar donde sufrió la golpiza.